
Manjavacas, la joya ecológica que une la migración de aves de Europa y África
Javier López.- EFEverde.- En un lugar de La Mancha, en el municipio conquense de Mota del Cuervo, se halla una joya medioambiental llamada complejo lagunar de Manjavacas, una Reserva Natural que sirve de punto de conexión entre los dominios ecológicos europeos y norteafricanos en las migraciones de aves acuáticas.
Formada por cuatro lagunas: Manjavacas, Sánchez Gómez y La Dehesilla, en el término municipal de Mota del Cuervo, y la laguna de Alcahozo, en Pedro Muñoz (Ciudad Real), este complejo lagunar tiene unas peculiaridades propias, pues, además de su temporalidad, se trata de humedales “salinos o mesosalinos”, como señala a EFE la responsable de su conversación, Cecilia Díaz Martínez.
“Algunos de ellos, como el caso de Alcahozo, tienen más salinidad que la propia agua del mar, lo que hace que su fauna y su flora sean muy especiales, porque tienen que ser auténticos especialistas para vivir en zonas salinas y en zonas que están encharcadas temporalmente”, reconoce.
Manjavacas, Espacio Ramsar
Por todo esto la avifauna ligada a Manjavacas es el valor más importante de la misma, que tanto en las épocas de invernada, paso o nidificación, confieren a la laguna una importancia de carácter internacional, de ahí que esté catalogada como Espacio Ramsar.
“La primera figura de protección que tiene este complejo lagunar es como refugio de aves acuáticas. Sin embargo, otro valor a tener en cuenta es que son lagunas endorreicas que su principal fuente de agua no proviene de ningún río, sino de todo el agua superficial que recogen de la cuenca vertiente, además del aporte importante de agua subterráneas”, afirma Díaz.

“Esto provoca que sean lagunas temporales con un régimen que es estacional, por eso que estén secas en verano no es malo, todo lo contrario, es un síntoma de buen estado de conservación. Cuando no están secas en esos meses es cuando tenemos problemas”, añade.
Otra de los puntos importantes de estas lagunas es el de servir de parada migratoria de aves entre Europa y África, además de otras aves acuáticas que eligen estos humedales para la reproducción o para la invernada.
Entre las aves acuáticas que pueden verse destacan la cigüeñuela, el aguilucho lagonero o el calamón. Durante el periodo de invernada, el complejo ofrece refugio a la grulla común, el flamenco cigüeñuelo y más especies amenazadas. En cuanto a mamíferos, se pueden observar el tejón, el erizo, la rata de agua o la comadreja.
Reserva de la Biosfera
Todo ello le da un valor que, lejos de los sitios insalubres donde arrojar escombros y basuras como se les consideraba hace 50 años, en 1985 fue declarada Reserva de la Biosfera y en 1998 se iniciaron unos estudios que derivaron tres años después en la declaración de este complejo lagunar como reserva natural.
Desde entonces recibe numerosas visitas de amantes de la ornitología que quieren ver, in situ, las singulares especies que allí conviven, un hecho que, según su responsable, “da importancia” al lugar desde el punto de vista turístico, pero que trae consigo también otros problemas en los que se encuentran trabajando actualmente.

Manjavacas tiene la ventaja de que te permite ver las aves “mucho más cerca” que otros humedales gracias al camino perimetral que pasa al lado del agua, y que hace que, si hay buen nivel de inundación, “donde llega el agua pueden llegar también las aves tanto para estar ahí, como para criar o para hacer sus nidos”, señala.
“Esa cercanía entre el ser humano y las aves es un problema tremendo, porque a la mínima esas aves pueden espantarse y echar a valor y, en el caso de las aves migratorias, que llegan muchas veces al límite, este hecho pueden comprometer sus vidas, sin contar la cantidad de nidos que pueden pisarse sin querer de aves que crían en el suelo como, por ejemplo, las avefrías”, remarca Díaz.
Por este motivo han decido acotar las zonas de paso para poder compatibilizar el uso público con el bienestar de las animales, además de otras medidas y consejos que suelen publicar en su página web como, por ejemplo, la prohibición de volar drones dentro del complejo.
Crisis climática
Pero el problema más importante a nivel de conservación, según reconoce la responsable, es “la sobreexplotación del acuífero” y todo por culpa del cambio climático.
“La alimentación subterránea que tenían los humedales y que hacían que muchos fueran prácticamente permanentes todo el año ya no existe. Los periodos de inundación se van reduciendo cada vez más y eso lo cambia todo. Es un problema muy serio que se nos escapa de nuestra gestión pero amenaza y mucho el futuro”, concluye.
Para evitar este fatal desenlace, destaca la labor del proyecto “LIFE Wetlands4Climate” de la Unión Europea para “potenciar el papel que tienen nuestros humedales salinos manchegos como sumideros de carbono en la lucha contra el cambio climático”. EFEverde
